Días y Flores



Si me levanto temprano,
fresco y curado, claro y feliz,
y te digo: «voy al bosque
para aliviarme de ti»,
sabe que dentro tengo un tesoro
que me llega a la raíz.

Si luego vuelvo cargado
con muchas flores ―mucho color―
y te las pongo en la risa,
en la ternura, en la voz,
es que he mojado en flor mi camisa
para teñir su sudor.

Pero si un día me demoro
no te impacientes,
yo volveré más tarde.


1974

Santiago de Chile



Allí amé a una mujer terrible,
llorando por el humo siempre eterno
de aquella ciudad acorralada
por símbolos de invierno.

Allí aprendí a quitar con piel el frío
y a echar luego mi cuerpo a la llovizna,
en manos de la niebla dura y blanca,
en calles del enigma.

Eso no está muerto:
no me lo mataron
ni con la distancia
ni con el vil soldado.

Allí, entre los cerros, tuve amigos
que entre bombas de humo eran hermanos.
Allí yo tuve más de cuatro cosas
que siempre he deseado.

Allí nuestra canción se hizo pequeña


1973

En el claro de la luna



En el claro de la luna
donde quiero ir a jugar,
duerme la reina fortuna
que tendrá que madrugar.

Mi guardiana de la suerte
sueña, cercada de flor,
que me salvas de la muerte
con fortuna en el amor.

Sueña, talismán querido,
sueña mi abeja y su edad;
sueña y, si lo he merecido,
sueña mi felicidad.

Sueña caballos cerreros,
suéñame el viento del sur;
sueña un tiempo de aguaceros
en el valle de la luz.

Sueña lo que hago y no digo,
sueña en plena libertad;
sueña que hay días en que vivo,
sueña lo que hay que callar.


1974

Yo digo que las estrellas



Yo digo que las estrellas
le dan gracias a la noche,
porque encima de otro coche
no pueden lucir tan bellas.

Y digo que es culpa de ella
―de la noche― el universo,
cual son culpables los versos
de que haya noches y estrellas.

Yo digo que no hay quien crezca
más allá de lo que vale
―y el tonto que no lo sabe
es el que en zancos se arresta.

Y digo que el que se presta
para peón del veneno
es doble tonto, y no quiero
ser bailarín de su fiesta.

Yo digo que no hay talante
más claro que el ir desnudo,


1973

Pequeña serenata diurna



Vivo en un país libre,
cual solamente
puede ser libre
en esta tierra,
en este instante,
y soy feliz
porque soy gigante.

Amo a una mujer clara
que amo y me ama
sin pedir nada,
o casi nada,
que no es lo mismo
pero es igual.

Y si esto fuera poco,
tengo mis cantos
que, poco a poco,
muelo y rehago
habitando el tiempo,
como le cuadra a un hombre despierto.

Soy feliz,
soy un hombre
feliz, y quiero
que me perdonen
por este día
los muertos
de mi felicidad.


1974

La vergüenza



Tengo una mesa
que me alimenta,
que a veces tiene
hasta de fiesta.
Mas, si tuviera
sólo una araña
burlona en mi despensa,
tendría la vergüenza.
¿A qué más?

Tengo zapatos,
tengo camisa,
tengo sombrero,
tengo hasta risa.
Mas, si tuviera
en mi ropero
sólo las perchas vacías,
la vergüenza tendría.
¿A qué más?

Tengo billetes como de octava clase,
pero así viajo: contento de ir de viaje.
Pues para un viaje me basta con mis piernas:
viajo sin equipaje.

Más de una mano en lo oscuro me conforta


1973

El Mayor



El hombre se hizo siempre
de todo material:
de villas señoriales
o barrio marginal.
Toda época fue pieza
de un rompecabezas
para subir la cuesta
del gran reino animal,
con una mano negra
y otra blanca mortal.

Mortales ingredientes
armaron al Mayor:
luz de terratenientes
y de revolución.
Destreza de la esgrima,
sucesos como un preso,
Amalia abandonada
por la bala,
la vergüenza, el amor,
o un fusilamiento,
un viejo cuento,
modelaron su adiós.

Va cabalgando el Mayor con su herida


1973

Playa Girón



Compañeros poetas,
tomando en cuenta
los últimos sucesos en la poesía,
quisiera preguntar ―me urge―
qué tipo de adjetivos se deben usar
para hacer el poema de un barco
sin que se haga sentimental,
fuera de la vanguardia o evidente panfleto,
si debo usar palabras
como Flota Cubana de Pesca
y Playa Girón.

Compañeros de música,
tomando en cuenta esas politonales
y audaces canciones,
quisiera preguntar ―me urge―
qué tipo de armonía se debe usar
para hacer la canción de este barco
con hombres de poca niñez,


1969, Atlántico

Tonada de la muerte



Desde el día en que me alumbra,
hijo me llama la muerte,
y así repite mi suerte
entre penumbra y penumbra.
Pero la luz me deslumbra
y siento afán de guardarla,
de rehacerla y sembrarla
para que nazcan ventanas.
Y salgo a fundar mañanas
pese a la muerte y su charla.

La muerte ronda conmigo
hasta muy tarde en la noche.
Yo voy a pie y ella en coche,
silenciosa, de testigo.
Sabe que soy su enemigo,
su hijo desobediente.
Por eso silba entre dientes
una tonada de aviso.
Y yo, aun sin su permiso,
sueño más resplandeciente.


1989

Como esperando abril



Mucho más allá de mi ventana
las nubes de la mañana
son una flor que le ha nacido a un tren.

Un reloj se transforma en cangrejo
y la capa de un viejo
da con una tempestad de comején.

Mucho más allá de mi ventana
algodones jugaban a ser un jardín,
en espera de abril.

Luego entro los ojos
chorreando esa luz de infinito
y es cuando necesito
un perro, un bastón, una mano, una fe.

Y tú pasas tocando
el frío con suave silencio,
y, ciego, te sentencio
a que nombres todo lo que ahora no sé.

Mucho más allá de mi ventana


1974

Mi casa ha sido tomada por las flores





Pasa poco pero pasa, compadre.
Es difícil de ligar.
Y a ese güije que lo inventa, comadre,
lo debieran diputar.
Te despiertan los aromas perdidos,
los que olvida la ciudad,
y de pronto ves tu hogar invadido
por la luminosidad.

Mi casa ha sido tomada por las flores.
Traigan copas, traigan vasos
al derrame de colores.
Mi casa ha sido tomada por las flores.
Vengan almas y retazos:
voy a repartir canciones.

Flores fulgurantes y discretas,
timoratas y coquetas,
inmutables y sin paz.
Flores que rebosan las ventanas,

2003

Mariposas



Hoy viene a ser como la cuarta vez que espero
desde que sé que no vendrás más nunca.
He vuelto a ser aquel cantar del aguacero
que hizo casi legal su abrazo en tu cintura.
Y tú apareces en mi ventana,
suave y pequeña, con alas blancas.
Yo ni respiro para que duermas
y no te vayas.

Qué maneras más curiosas
de recordar tiene uno,
qué maneras más curiosas:
hoy recuerdo mariposas
que ayer sólo fueron humo.
Mariposas, mariposas
que emergieron de lo oscuro
bailarinas, silenciosas.

Tu tiempo es ahora una mariposa,

1971

Silvio Rodríguez con Diákara



Para la espera



Amoríos



Segunda cita