Yo te quiero libre



Yo te quiero libre,
libre y con amor,
libre de las sombras
pero no del sol.

Yo te quiero libre
como te viví,
libre de otras penas
y libre de mí.

La libertad tiene alma clara
y sólo canta cuando va batiendo alas.
Vuela y canta, libertad.
La libertad nació sin dueño
y yo quién soy para colmarle cada sueño.

Yo te quiero libre
y con buena fe,
para que conduzcas
tu preciosa sed.

Yo te quiero libre,
libre de verdad,
libre como el sueño
de la libertad.

La libertad tiene alma clara


1983

Yo soy como soy



A veces siento deseos de amor
y a menudo no puedo beber.
Para esa hora busqué una canción
con la que me entretengo la sed.
Tiene delirios de la tradición
y otras hierbas que suelo rumiar.
Ya te la voy a cantar:

Yo soy como soy
y a casi todo el mundo le pedí prestado.
Yo soy como soy
y a casi todo el mundo yo le tiendo mano.

Dime qué pena te puedo curar,
yo quisiera también ser doctor.
Sólo deseo que para tu mal
tenga alivio mi vieja canción.
Lo que te doy de mortal a mortal
se desprende gustoso de mí.
El resto espera por ti.


1984

Tu fantasma



Me decido a tararearte todo lo que se te extraña
desde el siglo en que partiste hasta el largo día de hoy.
Me acompaño de guitarra porque yo no sé de cartas
y, además, ya tú conoces que ella va donde yo voy.

Lo único que me consuela es que uso dos almohadas
y que ya no me torturo cuando te hago trasnochar.
Otro alivio es que, en su árbol, los pajaritos del alba
siguen ensayando el coro con que te bienvenirán.

El teléfono persiste en coleccionar absurdos,
embromarme sigue siendo un deporte universal.


1983

Llueve otra vez



Llueve otra vez detrás de mis frontales.
Entre oreja y oreja nubes bajas,
oscuras como cajas,
se disfrazan de fieros animales.

Una mujer he visto cuatro veces
con los ojos comunes de nosotros.
Cuatro mil con los otros:
con los de padecer horas y meses.

Llueve otra vez donde no hay más conmigo
que fieros animales,
que tiernos enemigos.
Llueve otra vez detrás de mis frontales.
Oh, campo sin abrigo.
Oh, calle sin portales.


1983

Me veo claramente



Me veo claramente
mascando un pedazo de hierba mojada,
me veo claramente muy sucio y feliz.
Me veo descubriendo
descalzo un buen río de plantas ahogadas,
me veo claramente lejano de aquí.

Me veo claramente
haciendo preguntas que ya conocía,
con indiferencia ante el "ya crecerás".
Me veo claramente tan aventurero,
hecho un asesino de azúcar y pan.
Me veo claramente si miro detrás.


1970, Atlántico

El reparador de sueños



Siempre
llega el enanito
con sus herramientas
de aflojar los odios
y apretar amores.
Siempre
llega el enanito,
siempre oreja adentro
con afán risueño
de enmendar lo roto.

Siempre
apartando piedras de aquí,
basura de allá,
haciendo labor.
Siempre va
esta personita feliz
trocando lo sucio en oro.
Siempre
llega hasta el salón principal,
donde está el motor
que mueve la luz.
Y siempre allí
hace su tarea mejor
el reparador de sueños.

Siempre
llega el enanito
hasta la persona,
hasta todo el pueblo,


1983

El dulce abismo



Amada, supón que me voy lejos,
tan lejos que olvidaré mi nombre.
Amada, quizás soy otro hombre
más alto y menos viejo
que espera por sí mismo,
allá lejos, allá, trepando
el dulce abismo.

Amada, supón que no hay remedio
—remedio es todo lo que intento.
Amada, toma este pensamiento,
colócalo en el centro
de todo el egoísmo
y ve que no hay ausencia para
el dulce abismo.

Amada, supón que en el olvido
la noche me deja prisionero.
Amada, habrá un lucero nuevo
que no estará vencido
de luz y de optimismo.


1981

El vigía



Agua me pide el retoño
que tuvo empezar amargo.
Va a hacer falta un buen otoño
tras un verano tan largo.

El verde se está secando
y el viento sur se demora,
pero yo sigo esperando
que lleguen cantando
la lluvia y mi hora.

Yo soy de un oficio viejo,
como el arroyo y el viento,
como el ave y el espejo,
como el amor y el invento.

Yo sólo soy un vigía
amigo del jardinero,
con la pupila en el día
que llegará el aguacero.

Yo sólo soy un vigía
amigo del jardinero.

Agua me pide el retoño
que tuvo empezar amargo.


1983

Ángel para un final



Cuentan que cuando un silencio
aparecía entre dos,
era que pasaba un ángel
que les robaba la voz.

Y hubo tal silencio el día
que nos tocaba olvidar
que, de tal suerte, yo todavía
no terminé de callar.

Todo empezó en la sorpresa,
en un encuentro casual,
pero la noche es traviesa
cuando se teje el azar.

Sin querer se hace una ofrenda
que pacta con el dolor.
O pasa un ángel, se hace leyenda
y se convierte en amor.


1977

Llover sobre mojado



Despierto en una erótica caricia
y, sin amanecer, me estoy quemando.
Ruego que antes del fin de la delicia
la luz me diga quién estoy amando.

Hago un café romántico o barroco,
recobro mi cabeza en agua fría
y en el espejo veo al viejo loco
que cada día piensa que es su día.

Vaya forma de saber
que aún quiere llover
sobre mojado.

Leo que hubo masacre y recompensa,
que retocan la muerte, el egoísmo.
Reviso, pues, la fecha de la prensa.
Me pareció que ayer decía lo mismo.


1979

Canción de invierno



Es día de frío y llegas a casa.
Vienes de la tarde cansada de un jueves.
Los muebles, tu perro y millones de ojos
están, como siempre, esperando tu vuelta,
en la que presientes que nada ha cambiado.
Te espera lo mismo, el sueño ha pasado. 

Recoges tu pelo, tan libre en la tarde
quizás porque alguien nunca lo vio preso.
Te sientas y cenas, y todas las culpas
te dan con un peso mayor que tus fuerzas,
y pugnan tus ojos y esta tarde loca.
Hasta que eres débil y tapas tu boca.


1969

El vagabundo



Conozco un vagabundo del espacio.
Recorre el universo en su asteroide,
sin órbita ni puerto ni partida.
Tapa la soledad con todo el frío
de su vida.

Un día llegó un pájaro a su isla,
dentro de un pomo que cabía en su mano.
Daba tristeza verlo allí encogido,
cantándole al silencio sin respuesta,
sin sentido.

El vagabundo nunca oyó a su pájaro
y lo veía cantar tras los cristales.
Hasta que un día pudo más su sueño
y lo libró de la escafandra blanca
de animales.

El pájaro flotó hasta congelarse,
como las lágrimas del vagabundo.


1970

Mi lecho está tendido



Mi lecho está tendido,
me has hecho un gran favor.
Pero en el sitio en que estaba dormido
no encontré mi corazón.

¿Dónde me lo guardaste?
¿Qué has hecho al fin con él?
Hiciste tu labor y te marchaste,
y ahora ya no sé querer.

No quiero tal favor,
deja en su lugar a ese corazón.
Deja a mi viejo en su escondite,
puede que aún lo necesite.
No lo despojes de su amparo
―vaya favor para ser caro.

Hoy me tendiste el lecho
para después volar.
Hoy te llevaste al mundo de mi pecho,
hoy la aurora es soledad.


1982

El tren blindado



En la ciudad que posee la isla en el centro
hay un tren descarrilado ―museo nacional―
que los amantes fecundan con savia del cuerpo.
¡Viva ese hierro vencido por la claridad!
¡Viva ese lecho de amor! 

Gentes que merecen el amor
pagarán, pagarán por todo.
Porque el que merece suele ser
el que suele tener deber. 

Bienaventurado ha de ser
el que siembra para los otros,
el que en la semilla dejará
un jirón de su propio ser. 


1971

Nuestro tema



Nuestro tema está cantado con arena,
espuma y aves del amanecer.
Nuestro tema está listo para ser
brisa de las alas migratorias.
Nuestro tema es para ver llover.

Nuestro tema está desnudo
en un balcón, fotografiando
espigas de la mar.
Nuestro tema está viéndonos juntar
besos a las seis de la mañana.
Nuestro tema es para recordar.

Nuestro tema de amor tiene quebranto,
pero su empeño sana el dolor.
Nuestro tema de amor nos cuesta tanto
que ya es un sueño y una canción.


1983

Domingo Rojo



Este domingo es especial domingo,
la vida lo colmó de actividad.
Hoy todos los relojes sonaron a las cinco,
la cuadra es un trajín que viene y va.

Hay sorbos de café en la madrugada
y toses de motores a las seis.
Hay risas y pañuelos antes de la mañana.
Hay voluntad de hacer amanecer.

Domingo,
qué buen pretexto das para cantarte.
Tu luna ha comenzado a saludarme
y parece como si la tierra fértil me esperase
―oh, domingo.

Domingo,
taller donde el sol puso residencia,
amor que sigue haciendo de herramienta


1982

Unicornio



Mi unicornio azul
ayer se me perdió.
Pastando lo dejé,
y desapareció.
Cualquier información
bien la voy a pagar.
Las flores que dejó
no me han querido hablar.

Mi unicornio azul
ayer se me perdió.
No sé si se me fue,
no sé si se extravió;
y yo no tengo más
que un unicornio azul.
Si alguien sabe de él,
le ruego información.
Cien mil o un millón
yo pagaré.

Mi unicornio azul
se me ha perdido ayer,
se fue.

Mi unicornio y yo
hicimos amistad,
un poco con amor,
un poco con verdad.
Con su cuerno de añil


1981