Viñeta



Hablo del fondo del agua de un charco
que yace estancado en la calle común.
Hace arcoiris de aceite de autos,
después de la lluvia que vino del sur.
Un remolino levanta unas hojas
que desaparecen muy verdes aún.
Y una silueta en silencio,
que va llena de sombras de sí,
pasa la calle, detiene su andar
en la vidriera de un viejo almacén.
Los libros viejos parecen querer
arrastrarlo entre el polvo del tiempo.
Y después
cruza la calle y se vuelve a parar
frente a un viejo florero con flores de sal.
Va a respirarlas y cuenta se da

1968

Derecho humano





Pido que no me miren bien,
pido que no me miren mal.
No me miren, que no estoy.

Yo pido pues que no me admiren.
Yo pido pues que no me sigan,
que sólo estoy cantando un poco por cantar.

Pido una noche bien sencilla.
Pido una noche bien humilde para mí.
Pido una noche
bien pequeña para estar solo.

¿Quién me lo iba a decir
cuando buscaba junto al mar
caracoles de dolor?
Si me llegan a conocer
por aquel tiempo, ay de mí:
hubiera sido hazmerreír y no yo.
Y todo es culpa de mis manos.
No han visto de cerca mis manos aún.

1969

Al final de la segunda luna



Esta va a ser mi canción más sencilla,
que no hablará de nada y hablará de todo.
No es necesario mencionar la vida
para que se sienta su presencia en los ojos.

Al final de la segunda luna
empecé a no hacer nada con las manos,
sólo por un momento, y entonces tuve ganas
de hablar al ancho justo de la palabra humana.

Como si no tuviera ningún nombre
y no existiera historia de los hombres,
más allá del atávico pasado,
del presente y futuro deseado.

Sin ningún compromiso con el mundo,
como si todo fuese este segundo,

1968

Tu sonrisa ha cambiado



El polvo y el tiempo acumulados
sobre tu esperanza se olvidaron de ser.
Se han ido fugando de tus ojos,
dándole sitio a luces propias de una mujer.

Por eso tu sonrisa ha cambiado
algo en este invierno, que ya no pasará
sin luz, como todos los inviernos,
tenaz, como todos los inviernos,
feroz, como todos los inviernos:
estás desafiando a la ciudad,
a aquella señora que hace bien el café,
al manso marido que despierta a las seis
y al tonto reloj del rey.

No sabes cuánto de subversivo
vive en una sonrisa que no quiere comprar

1971

Y tantos huesos chocarán



Veré los gallos esconderse,
las palabras reducirse,
las miradas apagarse.
Todo eso.

Veré una piedra humedecerse,
las cenizas calentarse,
los silencios acusarse.
Todo eso y aún más,

cuando se llegue al tiempo de la vida
y haya un segundo para detenerse,
y nos sentemos con igual frescura
que las piedras de un arroyo viejo;

cuando juzguemos hazaña tras hazaña
sin otro vicio que no sea lo cierto
―ya la guitarra será blanca y negra
llena de humo en el extremo firme.

Y tantos huesos chocarán rugiendo,
desmembrando el alma

1969

Olivia



Olivia despertó por la mañana,
como suele hacer la gente:
más o menos con el sol.
Era un sábado más en su ventana;
era una invitación para la suerte;
era una semejanza del amor
mientras trenzaba hijas y calor
con la soledad.
Era la soledad. Salía el sol.

Olivia, en su península poblada
por la lentitud del día,
por el tiempo sin hacer,
sobre su condición iba clavada
como una diosa de la luna fría
que a las estrellas quiere conocer.
Y dio a una piedra errante de comer
con su soledad.
Era la soledad y vio llover.

1971

Quien tiene viejo el corazón



Dejando su lugar
entre las cosas que se dan amor,
quien tiene viejo el corazón se va.
Huye a su habitación,
llevándose lo que jamás llegó,
lo que ya nunca llegará: su amor.

Hasta las altas sombras de la noche
la luz de su ventana brilla en vela.
La madrugada, que bien lo conoce,
dice que todo el tiempo sólo espera.

Van la luna y su corte a su guarida,
canta de horror un pájaro en la güira,
mira el gato con ojo incandescente,
se enciende más el corazón de muerte.

Dejando su lugar
entre las cosas que se dan amor,

1977

Esta es la vida





Esta que canta si sale el duende
y hace silencio donde ya no,
esta es la vida que me sorprende,
esta es la vida que me parió.

Esta es la vida,
esta es la sal querida
que goza, que sangra mi amor.
Este es mi polvo y mi flor
y mi lluvia, rayo, golpe de viento.
Esta es mi cruz
y el alimento
de mi luz.

Esta es la vida que me enamora,
esta es la vida que me da voz.
La que regaña cuando se atora,
la que no excusa siquiera a Dios.

Corazón que ha sabido amar llorando,
corazón que ha querido cantar verdad,

1988

Las ruinas



Los caldeos, los asirios, la Roma del poder,
supieron resumir mejor;
los helenos, los egipcios, los hijos de Israel,
ya estaban conversando del amor.
Hubo templos y ciudades sólo para adorar
el culto del alma y la piel;
hubo diosas seductoras y bosques para amar,
y hasta la guerra hubo por una mujer.

¿Qué te podría decir desde hoy?
¿Qué ceremonia podría venerar?
Siglos pesados como coliseos
aplastan cualquier invención.
Hay piedras, hay ruinas oyéndome hablar,
oyendo decir: "te amo, te amo".
Palabras que han cruzado
el desierto entre dos,

1969, Atlántico

Lo que quisiste ser



¿Qué necesita un ser humano
para no apartarse de sí?
¿A qué distancia está mi mano
de la gente que conocí?
¿Qué le ha faltado a la verdad
para quererla disfrazar?
¿Por qué un bufón llena el lugar
donde hubo un sitio para amar?
¿Por qué fingimos confusión
hasta acabar con la razón?
En fin, no sé cómo decir
que todo ha vuelto a ser normal,
sólo si sé que no eres ya
lo que quisiste ser.

Cuando mis ojos se hacen aire,
con tristeza pienso en el mar,
porque mi tiempo es la distancia
recorrida para olvidar.
Y veo un dibujo del amor

1968

Por todo espacio, por todo tiempo





Cuando se duerman y sientan en sueños
que tocan a la puerta
como pidiendo entrar,
no se molesten, que acaso es mi sombra
que vaga algunas noches
buscando qué cosa amar.

Son a veces las seis,
y cuando sale el sol
yo me lo encuentro
y lo saludo
por aquí, por allá,
por mañana, por hoy,
por todo espacio,
por todo tiempo.

Quien me halle entonces
me quitará frío
y no vale la pena
malgastar el calor:
soy distraído y malagradecido
y mi frío se pega
y, yo no sé,
mas da dolor.

Son a veces las seis,
y cuando sale el sol

1969, Atlántico

Dibujo en el agua II



Me dibujó en el agua,
me imaginó y me creó.
Me dibujó en el agua,
me despertó y me olvidó.

Me dibujó en el agua
con un creyón turquí,
pero miraba lejos
cuando le sonreí.

Me dibujó en el agua
con ademán casual
y desde entonces fluyo
disuelto en el cristal.

Soy un dibujo en el agua
que imaginó y que creó.
Soy un dibujo en el agua
que despertó y que olvidó.

Soy un dibujo en el agua,
sólo un dibujo en el agua.

2009

Trovador antiguo



Sin brillantes conclusiones
ni versículos de fuego;
sin palabras que hagan juego
con grandes decoraciones;
sin humos o presunciones,
más bien con talante exiguo
me declaro trovador antiguo.

Soy de donde los patriotas
daban nombres a las calles.
Soy de un río, soy de un valle
y de una familia rota.
Soy de un pueblo en bancarrota,
de un San Antonio fiestero
donde hoy sólo el viento sopla entero.

El nuevo trovador antiguo
se acerca a la procesión.
Le dice adiós al mundo ambiguo
y pone pie en el caracol.
Escena sucedida tanto,

2008

Segunda cita



Quisiera enmendar los comienzos
de todas las brumas.
Quisiera empezar cada lienzo
con mejor fortuna.

Quisiera pegarme unas alas
y en una cornisa
soplar una dulce balada
que esparza la brisa.

Quisiera viajar al pasado
de cierta muchacha
que andaba de noche El Vedado,
liviana y borracha.

Quisiera posarme en su vida
y allí convencerla,
para que con menos heridas
hoy pudiera verla.

El dolor que no curen los ángeles
ojalá que no pueda volver.
La canción que no canten los ángeles
sólo el viento la puede saber.

2007

Bendita





Yo fui una vez el monte
yo fui una vez el cielo
yo fui una vez sinsonte
yo fui una vez lo nuevo

Lo nuevo
sinsonte
el cielo
y monte

Bendita, bendita aquella vez

Yo fui una vez la fuente
yo fui una vez ventana
yo fui una vez simiente
yo fui una vez mañana

Mañana
simiente
ventana
y fuente

Bendita, bendita aquella vez
A la patrona yo le pediré en la ermita
Bendita, bendita aquella vez
que nos libere del bloqueo y de los trogloditas
Bendita, bendita aquella vez
que la salida y las entradas sean expeditas

2006

Huracán





Huracán huracán
que te llevas el mundo a volar
huracán huracán
que conviertes mi huerto
en campo desierto
huracán

Huracán huracán
encadena tu ferocidad
huracán huracán
y no sueltes
hasta que la muerte
sea culta en piedad

Huracán sopla bien
no arrebates salud
y no mires a quien
si es que llueves virtud

Huracán huracán
necesito tratarte y quedar
huracán no atormentes el sol
suficientes celajes oscuros
soporta el amor

Huracán sopla bien
no arrebates salud
y no mires a quien

2008

El gigante



Un gigante,
cuando era infante,
lanzaba pedos
que daban miedo.
Y aquel bellaco
a un gran saco
fue traspuesto,
por molesto.

El gigante,
porque era infante,
gritó tan duro
que hasta el futuro
llegó su queja,
cierta y vieja
como un viento
descontento.

No se sabe si al fin la grey
supo tratar gigantes
poco elegantes,
pero de ley.

Dale a tu niño besos,
pues para eso
nos llora el rey.

2008

Sea señora



Sea señora la que fue doncella.
Hágase libre lo que fue deber.
Profundícese el surco de la huella;
reverdézcanse sol, luna y estrellas
en esta tierra que me vio nacer.

A desencanto, opóngase deseo.
Superen la erre de revolución.
Restauren lo decrépito que veo,
pero déjenme el brazo de Maceo
y, para conducirlo, su razón.

Seguimos aspirantes de lo mismo
que todo niño quiere atesorar:
una mano apretada en el abismo,
la vida como único extremismo
y una pequeña luz para soñar.

Las fronteras son ansias sin coraje.

2008

Demasiado





Demasiado tiempo,
demasiada sed
para conformarnos
con un breve sorbo
la única vez.
Demasiada sombra,
demasiado sol
para encadenarnos
a una sola forma
y una sola voz.

Demasiadas bocas,
demasiada piel
para enamorarnos
de un mal gigantesco
y un ínfimo bien.
Demasiado espacio,
demasiado azul
para que lo inmenso
quepa en un destello
solo de la luz.

Demasiado polvo,
demasiada sal
para que la vida
no busque consuelo
en el más allá.
Demasiado nunca,
demasiado no
para tantas almas,
para tantos sueños,

2003

San Petersburgo





Sobre algún puente del delta del Neva
la noche blanca cautiva y revela
cada suspiro de Elena.

Canta una troika con voz de abedules
y el as de espadas se bate en las nubes
para sus ojos azules.

San Petersburgo
juega al absurdo
con falsa claridad.
Y a quien no duerme
se le disuelve
la frágil realidad.

Sobre algún puente Elena soñaba
y en el oscuro temblor de las aguas
una cigüeña volaba.

¿Qué hacen las aves
cuando no saben
la dirección del sur?
Buscando estío
surcan el frío,
en alas del albur.

2008