Cualquier mañana
y te deslizo debajo del pulgar,
te desanudo el pelo con placer
y entonces digo, mirando sin mirar:
eres mujer.
Cualquier mañana te amo de verdad
aunque no jure, aunque quiera vivir;
aunque me estorbe tu cuerpo de jabón;
aunque el saludo sea el gesto de partir.
Eres canción.
Cualquier mediodía después
seguiré viajando por ti.
Qué bella te hallé y qué bella estás.
Qué bella serás después.
Eres canción, fuiste mujer.
Cualquier mañana despierto enfermo aún,
tras sueños jíbaros y humo vegetal;