“Un amor para decir te espero,
La alfombra
La casa, los muebles, los retratos son viejos. Que cada cual ponga sus propias ventanas y puertas, pero eso sí: cerradas. A lo largo del suelo de un amplio salón, brotando de donde se alzan las paredes, se extiende una alegoría de Dionisos: faunos a la caza de bacantes que derraman zumos de sus cántaros, bodas traviesas y fugaces, floridas herejías. Sobre esta alfombra yacen siete hombres estrujados por un largo viaje. Seis de ellos con fusiles. Sus manos se adhieren a los hierros con naturalidad, como si fueran parte. Se mueven y susurran, incapaces de abandonarse a la fatiga.