La otra noche me seguía
ávida de celos la ansiedad,
y pensé que en esta vida
no hay querer sincero sin maldad.
Oye, mi amor —te dije—, tú sabrás:
si dejas de querer, me matarás.
Si tu pasión mermase, qué infeliz
sería al no tenerte nunca más.
Y muy solo me perdí en la niebla,
entre la dormida ciudad.
Y pensé que me querías
y que no te irías nunca más.
Oye, mi amor —te dije—, ya no sé
qué pienso, ya no tengo nunca paz.
Si tu querer me cuesta esta agonía,
vete: moriré en la soledad.
ávida de celos la ansiedad,
y pensé que en esta vida
no hay querer sincero sin maldad.
Oye, mi amor —te dije—, tú sabrás:
si dejas de querer, me matarás.
Si tu pasión mermase, qué infeliz
sería al no tenerte nunca más.
Y muy solo me perdí en la niebla,
entre la dormida ciudad.
Y pensé que me querías
y que no te irías nunca más.
Oye, mi amor —te dije—, ya no sé
qué pienso, ya no tengo nunca paz.
Si tu querer me cuesta esta agonía,
vete: moriré en la soledad.