Voy a cantarle al porvenir




De una esmeralda
del mar tengo una historia.
No es muy completa,
aún no se ha terminado.

Yo no la escribo:
la escriben muchos hombres.
Yo estoy con tiempo
para hacerla en sus nombres.

Voy a cantarle al porvenir
y, como es al porvenir,
voy a decirle la verdad sin vacilar.

Diré que fuimos lo normal:
piel y cerebro para andar,
que no tuvimos nada más para avanzar.

Y un hombre quisimos mejor
y costó mucho echarlo a andar:
mucho sudor, mucha ansiedad.

No voy a darle nombre al sol,
pero diré que batallar
con todo el tiempo alrededor
fue del caray.

Hicimos cosas sin parar,
pues la palabra hay que ganar
para opinar de todo bien
o criticar.

Unos hacían porque sí,
otros por miedo de que no,
pero «hasta Roma» se llegó.

Voy a cantarle al porvenir,
voy a vivir.